Diplomacia de vacunas: una nueva guerra fría

by Deborah

CIUDAD DE MÉXICO – A fines de diciembre, un comité encabezado por el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, recibió un enorme avión de DHL cargado con el primer cargamento de vacunas Pfizer-BioNTech COVID-19 que llegó a América Latina. Solo hubo 3.000 dosis para un país de 126 millones, pero fue un momento simbólico. Con las dosis, México iniciaría su plan nacional de vacunación al día siguiente. La luz al final del túnel por fin había aparecido, y Ebrard, en tono triunfal, decretó “Misión Cumplida”.
Un mes y medio después, la campaña de vacunación de México se ha estancado. Para el 9 de febrero, poco más de 724 347 personas habían recibido una dosis única, con poco más de 3890 vacunas diarias. Al otro lado de la frontera, Estados Unidos ya había vacunado a casi 42 millones, inmunizando a más de 1,4 millones diariamente.
El contraste no ha pasado desapercibido. A medida que EE. UU. y otros países desarrollados aceleran sus propios lanzamientos nacionalistas de vacunas, ha crecido el resentimiento entre los países de bajos ingresos. Aprovechando la oportunidad, Rusia y China han dado un paso adelante para proporcionar al mundo en desarrollo sus propias vacunas. En América Latina, estos esfuerzos traerán consecuencias impredecibles para las alianzas y la geopolítica en los próximos años.
Si el presidente Joe Biden cumple su compromiso de vacunar a 100 millones de estadounidenses en sus primeros 100 días en el cargo, EE. UU. estará en camino de lograr la inmunidad colectiva para este otoño, según el principal asesor médico de Biden, Anthony Fauci. El Reino Unido e Israel, por su parte, han vacunado a millones cada uno, este último ha vacunado a más del 50% de su población ignorando a los palestinos que viven en Cisjordania y Gaza.
Canadá, a pesar de todo su liderazgo progresista, ha rechazado su globalismo habitual por el nacionalismo de las vacunas, firmando contratos con compañías farmacéuticas para adquirir más de 400 millones de dosis, cinco veces lo que se necesita para aplicar las dos dosis requeridas para toda su población. Parafraseando a Trump, el primer ministro Justin Trudeau puso a Canadá primero. Lo mismo ha ocurrido en la UE, que ahora ha comenzado a considerar la idea de prohibir la exportación de vacunas de Pfizer y BioNTech al resto del mundo. Europa Primero. Un fantasma recorre el mundo: el fantasma del nacionalismo de Donald Trump.
Mientras tanto, en gran parte del mundo en desarrollo, la mera perspectiva del lanzamiento de una vacuna sigue siendo lejana. The Economist Intelligence Unit prevé que, si se mantienen las tendencias actuales, más de 85 países de bajos ingresos tendrán que esperar hasta 2023 para ver un acceso generalizado a las vacunas.
Este escenario solo respaldará el aumento de la influencia china y rusa en el mundo en desarrollo, y en América Latina en particular. Argentina y Nicaragua, por ejemplo, ya aprobaron la vacuna rusa Sputnik V para uso de emergencia. El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner recibieron sus primeras dosis del Sputnik V a fines de enero.

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